Las Ferias de Alcalá deberían ser una celebración para todos, un momento de encuentro y disfrute que una a la ciudad. Pero cada año vemos lo contrario: problemas de ruido, suciedad, falta de respeto al patrimonio y una programación concentrada solo en el centro histórico.

Conciertos en la Muralla: patrimonio en riesgo y vecinos sin descanso
Alcalá es Ciudad Patrimonio de la Humanidad y no se puede usar un monumento de este valor como auditorio. Se pone en riesgo la conservación, se altera la fauna que habita allí y, lo peor, se somete a los vecinos a niveles de ruido insoportables.
La normativa marca un máximo de 55 decibelios de día y 45 por la noche, pero los conciertos alcanzan los 90 o incluso 100 decibelios.
Después del concierto llegan los DJ que alargan la música hasta el amanecer, condenando a los vecinos a noches sin descanso.
Un Ayuntamiento que no hace cumplir la ley
Si un promotor no respeta las ordenanzas de ruido y vibraciones, esos conciertos tendrían que haberse cancelado y sancionado. En cambio, no ha pasado nada: ni las llamadas de los vecinos a la policía han servido para frenar el descontrol.
La cultura es para alimentar el alma, no para enfermar a las personas.
El cambio de modelo: negocio para unos pocos
Antes de la pandemia, los conciertos eran eso: conciertos. La gente acudía dos horas, salía, paseaba por el centro y consumía en bares y restaurantes.
Ahora se retiene al público dentro del recinto, donde se les anima a comer y beber el máximo de horas posibles, mientras el vecindario sufre las consecuencias.
Se dice que beneficia a la ciudad, pero en realidad el beneficio es para el promotor y no para los comercios del centro.
Suciedad y veladores
La feria de día y los conciertos de la Plaza Cervantes acaban convirtiendo la plaza en un auténtico vertedero. Los servicios de limpieza hacen un esfuerzo enorme para dejarla limpia, pero eso se traduce en menos recursos para otros barrios, que se ven abandonados.
Lo mismo ocurre con los veladores: ocupan las calles del centro y muchas veces no limpian como les corresponde, cargando de nuevo el trabajo y el gasto a todos.
Vecinos castigados con restricciones
Los vecinos del centro tienen prohibido aparcar en calles como Sandoval y Rojas o el Pico del Obispo durante las fiestas y cada fin de semana con conciertos.
Una medida desproporcionada: bastaría con cortar el tráfico durante los eventos sin castigar a los residentes.
Falta de transparencia
No se ha publicado el Estudio de Impacto Medioambiental que debería acompañar a este tipo de actividades.
Un documento básico para evaluar daños sobre patrimonio, fauna y entorno junto a las medidas que se deben tomar para mitigar los efectos que, sencillamente, no aparece.
Conclusión: unas Ferias para todos
En resumen, estas Ferias parecen más las Fiestas del Centro que las Ferias de Alcalá. Todo se concentra en el casco histórico mientras que los barrios apenas reciben actividades residuales.
Es un modelo injusto, desequilibrado y poco respetuoso con la ciudad.
Pedimos unas Ferias que sean de verdad para todos: que respeten el descanso y la salud de los vecinos, que cuiden el patrimonio y el medio ambiente, que repartan las actividades entre todos los barrios y que no conviertan la cultura en un problema de convivencia.
Alcalá merece celebraciones a la altura de su historia y de su gente.
Asociación de Vecinos Barrio Centro Alcalá de Henares
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